(Imagen: Gordon Matta Clark)







Sobre el artista como etnógrafo de Hal Foster, texto de estudio propuesto para la materia de pintura

El texto nos sitúa en 1934 a partir de una conferencia de Walter Bendix ensayista, crítico, filósofo alemán sobre lo que denomina como el artista como productor. Hace entonces una descripción breve sobre dos corrientes de mucha influencia después de las consideraciones de Marx sobre el artista de izquierdas y describe el arte constructivista y Proletkunt, la primera que intenta pasar por encima del arte cultura burgués, el segundo se enfoca en el trabajo minimizando la labor artística.

Proponiendo sustituir al artista productor por un artista etnográfico como respuesta a la estatización de la política en el fascismo y posteriormente en la capitalización de la cultura en los años ochenta.

Expone entonces Hal Foster (1955) quien es uno de los historiadores y críticos de arte más importantes de las últimas décadas. Formado en las universidades de Princeton, Columbia y Nueva York, dos puntos importantes al inicio del análisis. La realidad como trauma, donde se asevera la realidad del proletario oprimido y de la diferencia de clases y por otro lado describe la fantasía primitivista basándose en la raza blanca europea como centro de estudio y donde el otro es identificado por su etnia. A partir de este punto la antropología y la sociología buscan respuestas a este autoanálisis.

La antropología como análisis y como crítica social es transgresora y profundamente política. Lo que nos permite buscar al otro cultural y ubica al artista como etnógrafo en una idealización del antropólogo que está dotada de autorreflexión y cercanía con la comunidad. Además permite ejecutar modelos que colaboren con posibles soluciones a problemas de raza, identidad o género. Critica a las instituciones del arte, al mundo capitalista y hace partícipe a diversos públicos en la creación. Pero también advierte en el ensayo sobre una sobreidentificación con el otro no deseable y que se requiere reflexibilidad para protegerse de demasiada o de poca distancia y de una posible autoalteración. Dicho esto exige conocer muy bien la estructura de una cultura para mapearla y narrarla correctamente.

La codificación no solo puede restringir la identificación importante para la afiliación cultural y la alianza política, la identificación no es siempre un mecenazgo ideológico.

 

La apropiación del otro persiste en gran parte en la posmodernidad. Hay algunos filósofos que al identificarse con el otro aceptan algunas definiciones dominantes de lo negativo o desviado mientras se mueve para reevaluarlos. Esta idealización de la otredad tiende a seguir una línea temporal donde un grupo es privilegiado como el sujeto nuevo de la historia. El resultado es una política que puede consumir a los sujetos históricos antes que sean históricamente eficaces. Bajo esta luz la alteración de yo, el pasado y el presente no es más que un desafío parcial al sujeto moderno, pues esta alteración también refuerza el yo mediante la oposición romántica, conserva el yo mediante la aproximación dialéctica, entiende al yo extiende la aproximación surrealista, prolonga el yo mediante la incomodación postestructuralista. Así como el psicoanálisis y la antropología son fundamentales para los discursos modernos y el arte moderno, la crítica de estas ciencias humanas es crucial para el discurso postmoderno y  el arte postmoderno.

Habla de una envidia del arte donde los antropólogos querían explotar el modelo textual en la interpretación cultural, estos artistas y críticos aspiran al trabajo de campo en el que la teoría y práctica se reconcilian. Observador y participante.

La antropología es considerada la ciencia de la alteralidad junto con el psicoanálisis tanto la práctica artística como el discurso crítico. Toma la cultura como objeto, es contextual, a lo que aspiran y estudian el artista que toma como trabajo de campo su cotidiano. La antropología se le considera interdisciplinaria lo que es común con el arte.

La disciplina se ha visto dividida en dos epistemologías: lógica simbólica social entendida en términos de relación de intercambio y la otra la razón práctica con lo social, entendido en la cultura material. La antropología participa de los dos modelos contradictorios con sus subsecuentes problemas metodológicos y éticos.

Por otro lado la ubicación del arte se ha movilizado en las últimas décadas por deslizamientos en el arte minimalista, performances, arte conceptual. La institución del arte se convirtió también red discursiva.

El espectador se convirtió en sujeto social definido dentro de la obra. La derogación de las formas de las definiciones restrictivas del arte y el artista, de la identidad y la comunicad. También se nutre de los movimientos sociales; feminismos, política sobre la homosexualidad, multiculturalismos, así como de desarrollos teóricos en la convergencia de estos movimientos. Provoca entonces deslizamientos en la ubicación del arte como el deseo la enfermedad, la carencia llamaron la atención para el arte.

El artista entonces está vinculado a la comunicad inmediatamente y a sus transformaciones políticas y discursivas desde el espacio de la identidad y la identificación. Donde una aparente autenticidad de una parte se invoca para garantizar la de la otra. 


 

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